Eslovenia. Alpes Julianos.
Ya teníamos ganas de traspasar nuestro horizonte un poco más allá. En Centroeuropa nuestra frontera se encontraba en la austriaca ciudad de Viena y apetecía ir más allá, continuando la orogenia alpina. Siempre en busca de paisajes de montaña, nos dirigimos a los Alpes Julianos. Estos son una subsección de los Alpes y Prealpes julianos, extendiéndose desde el noroeste de Italia hasta Eslovenia, donde se encuentra su máxima altitud en el Triglav, 2864 metros.
La República de Eslovenia se formó al independizarse de Yugoslavia en 1991, tras el conflicto armado llamado Guerra de los diez días. Por lo tanto, estamos en un país independiente relativamente muy joven, aspecto que se hace palpable cuando se interactúa con la población, tanto en las grandes ciudades como en los pequeños pueblos se sienten muy orgullosos de su territorio y su cultura, demostrándolo en el sentir patriótico del que hacen gala.
Un país que mima y cuida su medio ambiente, motivo por el que Ljubljana fue declarada en 2016 Capital Verde Europea. Llevan años trabajando en la sostenibilidad de sus bosques, que cubren el 56% de la superficie eslovena. Por otro lado hay que pensar que se trata de un país que tiene alrededor de un tercio de la superficie de Andalucía, con lo que se supone sea más fácil llevar a cabo modelos de conservación.
En esta primera visita, -pero que sin duda habrá más- recorrimos la mitad oeste del país. Empezamos en Ljubjiana para luego continuar hacia el norte y recorrer las tierras de Kamniska Bistrica y Logarska Dolina. Pequeñas poblaciones inmersas en un denso bosque rodeado de montañas. Más hacia el norte, cruzamos por territorio austriaco para llegar a Kokra, Kranj y luego Skofja Loka.
Siempre circulando por carreteras secundarias y comarcales, exceptuando la llegada a Ljubjana desde la preciosa ciudad italiana de Trieste, que fue por autopista. Por aquello de llegar pronto al meollo que queríamos conocer y porque el precio de los peajes es bastante barato, la viñeta costó unos 12 euros para 10 días de uso, además por ese precio es mejor tenerla sacada, ya que puede ocurrir que se salga de las carreteras convencionales y sin darnos cuenta nos metamos en las de peaje, conllevando el consiguiente premio de usar autopistas sin pagar.
Bien, pues llegamos a Ukanc, donde pasamos tres días para conocer la cascada Savika, subir al Vogel y hacer rutas en bici por el inmenso lago Bohinjsko.
Continuamos hacia la alpina localidad de Kraniska Gora, ciudad volcada al turismo deportivo de montaña, más concreto al esquí. Para llegar hasta aquí pasamos por el gran lago y ciudad de Bled y luego hacia el oeste siguiendo por la carretera que se extiende paralelamente al río Sava. Desde Kranjiska sale un carril bici que lleva hasta Fusine Valromana en Italia. Un experiencia muy agradabe esta de cruzar la frontera de un país en bicicleta.
Tras algunos días conociendo este entorno, subir al Visoka y hacer varias rutas en bici, nos dirigimos hacia Trenta y Soca, a través del duro paso de montaña Vrsic, el puerto de montaña más alto de Eslovenia con sus 1611 metros, los valles de los ríos Sava y Soča. Atentos al descenso de este puerto, hay tramos del 16% de pendiente y hay que extremar precauciones con los frenos del vehículo. Pronto alcanzamos el río Isonzo/Socka que nos acompaña por la carretera, haciendo paradas para fotografiar sus cristalinas aguas turquesas, llegamos a Bovec y desde aquí hacia el norte buscando el paso fronterizo del Predil, donde ponemos rumbo de vuelta por Italia.