Las Hurdes. Cáceres.
Dando una vuelta por tierras extremeñas, recorriendo la comarca de Las Hurdes. Se encuentra en la zona más septentrional de Cáceres. Rodeada por las Batuecas (Salamanca) por el norte, las Vegas del río Alagón por el sur, la Sierra de Gata y la Canchera por el oeste y la Sierra del Cordón, río Batuecas y Alagón por el este.
En este territorio hurdano, se encuentran dispersos cinco “grandes” núcleos de población: Nuñomoral, Pinofranqueado, Caminomorisco, Casares de las Hurdes y Ladrillar. El paisaje se presenta duro, áspero y montañoso por lo que no es posible la formación de grandes concentraciones de población, reduciéndose algunos pueblos a pequeñas alquerías, 40 en total. Casi todos ellos construidos en pronunciadas pendientes que ofrecen las laderas de vertiginosos valles.
Aunque al visitante y observador, este paisaje le puede parecer bello y espectacular, debe ser consciente del coste de esa belleza para quién lo habita, sobre todo por la construcción de bancales para poder cultivar algo que a la postre le sirva de sustento vital. El suelo es muy pobre, no pudiéndose aprovechar para la agricultura al estar formado por una capa fina de tierra asentada sobre pizarras. El suelo más fértil se encuentra en huertas “artificiales” construidas en bancales en torno a los pueblos y faldas del escarpado terreno.
Cuando me dije de visitar esta tierra, me documenté para tener una idea sobre lo que volvería a ver —ya estuve en 1993, pero con otra edad y otra visión del mundo— y sentir. Claro es que hay documentos de obligado estudio para enriquecer a priori lo que se puede encontrar; el documental “Las Hurdes, tierra sin pan” de Luis Buñuel, “Las Hurdes, tierra con alma” dirigida por Jesús María Santos y protagonizado entre otros por Adriana Ugarte —su tio abuelo fue Eduardo Ugarte, amigo y colaborador de Luis Buñuel—, el documental “Viaje de S.M. el Rey Alfonso XIII a Las Hurdes”. También de obligada lectura el capítulo dedicado a esta tierra en la obra Andanzas y visiones españolas de Miguel de Unamuno, así como de este mismo autor lo que relata en su Diario de Viaje, cuando en 1913 junto a su amigo —hispanista francés— Maurice Legendre y el profesor y filósofo Jacques Chevalier tienen la oportunidad de realizar una excursión. También iban acompañados del tío Ignacio, que les hizo de guía y era natural de la cercana población de La Alberca.
Lo que llevo en la cabeza para este viaje. Y que sólo pretendía hacer fotos.
Unamuno visita esta tierra en 1913, antes que Alfonso XIII y antes que Buñuel, cuando era rector de la Universidad de Salamanca y delegado del gobierno en cuestión de educación en las provincias de Salamanca, Cáceres, Ávila y Zamora. Su vocación por la educación y las reformas agrarias hacen que quisiera visitar esta tierra dejada de la mano de Dios, de la que tanto y tan mal se hablaba… “ Había que entrar de una vez en esa región que alguien ha dicho es la vergüenza de España, y que Legendre dice, y no sin buena parte de razón, que es, en un cierto sentido, el honor de España. Porque, ¡Hay que ver lo heroicamente que han trabajado aquellos pobres hurdanos para arrancar un misérrimo sustento a una tierra ingrata!”.
En El Ladrillar, Unamuno sigue escuchando, como a lo largo de todo su viaje, las quejas rasgadas de los hurdanos, hasta que uno de ellos dijo: “estoy harto de oír tanto repetir que era esta la peor tierra. Esto no es así, puesto que yo he recorrido mundo, habiendo estado en el Canal de Panamá, en Brasil, Martinica, Jamaica…y había visto muchas tierras peores que en la que ellos habitaban”. Unamuno le preguntó: “¿Pero esas tierras están habitadas?” y el mozo dijo: “no, señor, porque no las cultivan”. A lo que Unamuno le contestó: “esa es la diferencia, que allí no se empeñan en habitar y cultivar lo que no lo merece”. Y este fue el momento en el que Miguel de Unamuno se dio cuenta de por qué los hurdanos aunque salieran, siempre acababan por volver a su agreste tierra: “Esos heroicos hurdanos se apegan a su tierra; porque es “suya”. Es suya en propiedad; casi todos son propietarios. Cada cual tiene lo suyo. Y prefieren malvivir, penar, arrastrar una miserable existencia en lo que es suyo, antes que bandearse más a sus anchas teniendo que depender de un amo y pagar una renta. Y luego es suya porque la tierra la han hecho ellos, es su tierra hija, una tierra de cultivo que han arrancado, entre sudores heroicos, a las garras de la madrasta naturaleza”.
Muy marcada y honda fue la huella que dejó en unas tierras abandonadas y olvidadas, puesto que se contagió de sus problemas y de sus gentes y sus textos y los de Legendre propiciaron que años más tarde (1922) Alfonso XIII acudiera en visita oficial.
Los textos de Unamuno reflejan el amor que nació de aquel viaje, hacia unas personas que tan solo añoraban el vivir mejor, pero nunca, fuera de las tierras que habían levantado con tanto esfuerzo y trabajo.
1922, visita de S.M. el rey Alfonso XIII.
Pffff, yo es que con este hombre y sus cronistas, pues queeeeee, en fin, me da la impresión que realizó el mismo “papelón” que cuando cuentan tantas falsas leyendas con respecto a su visita al Camino del Rey de El Chorro en Málaga. No más comentarios al respecto. Para mí, que se trató de una excursión a caballo durante unos días para recorrer este territorio y evaluar por si mismo la situación tan dramática que le hacían llegar —quizás leyó algo de Unamuno y se dijo eso de: A qué voy a tener que ir yo. Pues fue y vio, se paseó, se fotografió, se hizo un documental,… Y se diría “es menester ver cómo está esto” y grosso modo dicen que: El Rey habló de la penosísima impresión que le causó el viaje, aunque se mostraba satisfecho de haberlo realizado, pues sólo así se podía comprender la situación terrible de aquellas pobres gentes. Dijo también que la excursión por Las Hurdes le serviría de estímulo para tratar de remediar inmediatamente los problemas más acuciantes.
También se atribuyeron al Rey como resumen del viaje a Las Hurdes, las siguientes palabras: “es imposible mejorar la vida que arrastran las gentes de Las Hurdes Altas. Hay que destruir las viviendas y trasladar a sus moradores a otros puntos”. Inmediatamente, se fundó, alentado por don Alfonso XIII, el Real Patronato de Las Hurdes, del cual fue miembro el doctor Marañón hasta 1.923, con el Obispo de Coria, duque de Miranda, Pérez Argemí, Piniés, Amos Salvador, Hoyos Sainz y Goyanes. A partir de la visita del rey, los hurdanos y su comarca comenzaron a salir del abandono secular en que vivían, (aunque esto no fue lo que pareció ver y rodó Buñuel en 1933).
Las Hurdes, tierra sin pan.
Otro nombre ligado a estas tierras es el del cineasta español Luis Buñuel, director del mencionado documental realizado en 1933. Sinceramente lo que más veraz observo en este documento es la encandiladora voz en off de Francisco Rabal, por lo demás, después de leer declaraciones propias de Buñuel no doy crédito al rigor documentalista al que debería hacer gala. Es mi opinión.
Con este trabajo tenemos, un primer influjo del cine que, a la manera que estableció Azorín, se funda en la omisión, la influencia de lo que se ignora. En efecto, es posible que la documentación en imágenes y la información que contenía tal documento podría representar un peligro para el perfil de la República española de 1932-1934. Con esto pienso y me pregunto si Buñuel tenía cierta atracción por lo grotesco o quizás tramaba usar la cinta como simple propaganda política.
Es cierto que refleja Las Hurdes como una región ignorada, olvidada; la primera carretera de acceso a la región se construyó en 1922; la inmensa mayoría española de entonces desconocía la existencia de un lugar así. Este documental suponía entonces, por así decirlo, el descubrimiento público de su existencia. La denuncia contenida en Las Hurdes, tierra sin pan” ponía de manifiesto que, frente a una España “desarrollada” existía una España “profunda” ignorada por la mayoría.
Un momento, un momento. Buñuel vio una Hurdes deprimida, enferma, miserable, cretina (referido a cretinismo: Enfermedad caracterizada por un peculiar retraso de la inteligencia, acompañado, por lo común, de defectos del desarrollo orgánico), de aguas contaminadas, de muertes,… y me pregunto entonces, que hizo en 11 años ¿Su Menda el Borboncito?, —perdón, se me ha saltado el corchete que me sujeta la neurona—, me refiero a S.M. Alfonso XIII. En cuanto a las carreteras, aquí en Málaga desde donde escribo esto, la carretera que une la ciudad de Ronda con la capital malagueña se construyó alrededor de 1920, no cuento que clase de caminos había para comunicar poblaciones importantes como Córtes de la Frontera o los pueblecitos de la Serranía de Ronda. Como ejemplo, el último camino terrizo de la provincia de Málaga que une Genalguacil con la Costa del Sol se asfaltó en 2016. Sí, me refiero al año pasado.
Otras escenas que se pueden ver en el documental y que al parecer no fueron tan reales como se detalla —no es normal que en tan pocos días de estancia pasaran tantas cosas— en algunas tomas, corresponden; a la muerte del burro por las abejas, fue abatido a tiros, la cabra que se despeña, fue despeñada y comida; el traslado del bebé fallecido, estaba vivo (hasta ahí podríamos llegar); los arroyos pestilentes, ni eran ni son pestilentes ni contaminados,… En resumidas cuentas creo que Buñuel vio, pero miró poco. Mirar no significa ver. Ve el que tiene vista. Pero mirar, MIRAR supone descifrar en la superficie que otros solo ven la grieta hacia el abismo ontológico que toda cosa posee.
De todas maneras, es evidente que cada uno tiene su propio punto de vista, su forma de ver las cosas, la perspectiva de como sienten esta tierra Unamuno, Legendre, Buñuel, Alfonso XIII o Santos. Decía Ortega y Gasset sobre la perspectiva a la hora de analizar una situación o estado, o mejor, sobre el perspectivismo, que es el nombre que el usaba, dando una tercera respuesta al problema de la verdad, frente al racionalismo y relativismo. La perspectiva es uno de los componentes de la realidad: es el orden y forma que la realidad toma para el que la contempla.
Mi experiencia y conclusión.
Que yo sólo iba para fotografiar cascadas de agua y algo sobre la arquitectura “negra” de esta comarca. Viviendo y mirando todo lo que me ha dado tiempo en esta tierra, en este país, puedo decir, que además de contar con una naturaleza bellísima, aunque de paisajes muy antropizados existe un paisanaje amable, educado y sobre todo percibí felicidad, armonía y tranquilidad.
Concluyo diciendo que Las Hurdes ha sido una comarca pobre y olvidada. Pero ni la leyenda, ni la pobreza de su tierra, han conseguido que sus habitantes la abandonen, según Unamuno estas razones de no abandonar se debe a que: “Más bien se apegan a ella con tanto más trágica querencia cuanto más dura es. Suele quererse, no al hijo más hermoso y afortunado, sino al más desvalido y desgraciado, que costó más criarlo y sacarlo adelante.
Las Hurdes, tierra de nuevas oportunidades. Lo que antes fue la causa de su aislamiento, ahora se ha convertido en su salvación y motivo de atracción turística. Quizás demasiada atracción.