Cualquier estación del año es perfecta para recorrer el territorio navarro, pero para mi es sin duda el otoño la mejor época.

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     Principalmente por la escasez de personal en los recorridos. Mejor aún en los días entre semana y que no sean festivos. Se estará mucho más cómodo sin tener que estar esquivando decenas de trípodes apostados por todas partes.

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     Siento un verddadero placer sumergiéndome en la soledad cobriza que regalan estos hayedos y robledales, espinares y enebrales. Dentro de una atmósfera fresca y de permanente humedad ambiental, haciendo muy agradable la estancia "andurreando" por el bosque, y ver como las horas pasan sin darnos cuenta mientras se admiran rincones de vegatación y rocas como si de bodegones se trataran.

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     Navarra ofrece una infinidad de escenarios paisajísticos para aquellos que disfrutan y se deleitan con grandes contrastes: bosques, desfiladeros, desiertos, rasos, prados, puertos de montaña,... y todo este entorno está ahí esperando para ser admirados con detenimiento y sosegadamente.

 

      Realmente, hay momentos en los que el tiempo se detiene.