El juego de las nubes. Paisajes con nubes y montaƱas.
- Nómadas del Paisaje
- 15 sept 2023
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En el DRAE, la primera acepción de nube es: " Agregado visible de minúsculas gotas de agua, de cristales de hielo o de ambos, suspendido en la atmósfera y producido por la condensación de vapor de agua." Y en una cuarta referencia, expone: "Cosa que oscurece o encubre otra, como lo hacen las nubes con el sol."

A mi modo de ver serĆa como lo hacen las nubes con el paisaje variando la belleza segĆŗn lo que ocultan o dejan entrever. AsĆ, las nubes como elemento de la naturaleza toman personalidad y protagonismo creando un imaginario formidable en cada observador. Mi percepción personal ante estos paisajes nubosos me provoca cierta tensión emocional nostĆ”lgica rememorando otras Ć©pocas y otros estados fĆsicos y anĆmicos. Llegando hasta el punto de la contradicción que me produce el paisaje nublado en las montaƱas. Primero siento ira al ocultarse la vista de las montaƱas, que se que estĆ”n ahĆ porque las he visto en planos topogrĆ”ficos y en mapas. Y por otra parte siento que esto forma parte del juego entre yo y la alianza de las montaƱas con las nubes y me lo tomo como una invitación a volver a visitar estas cumbres, o tener la paciencia necesaria y esperar a ver si levantan y lo recibo como un regalo de la naturaleza.

Digo paciencia a ver si levantan las nubes porque esto es para mà participar en el juego de las nubes. Si, las nubes se levantan, se echan, se abren, se rasgan, se enganchan a las crestas de las montañas, acarician laderas, mutan en volumen y densidad, corren, suben y bajan⦠Se puede estar sobre ellas, entre ellas y debajo hasta casi poder tocarlas a modo de techumbre del cielo.
Representan parte del ciclo del agua y por lo tanto de la vida. ObservĆ”ndolas uno puede darse un paseo imaginario entre ellas e incluso traer a la memoria el recuerdo de seres queridos que deben andar por ahĆ āal menos me gusta pensar estoā. MĆ”s allĆ” de buscar pareidolias, prefiero pensar en que detrĆ”s de las nubes estĆ” el Sol, deleitarme con el movimiento y las formas que disponen dependiendo de las condiciones atmosfĆ©ricas, colores y texturas.

En la fotografĆa de paisaje, las nubes aportan cierto dinamismo al paisaje de montaƱas, ya que sin las nubes las veremos como un paisaje estĆ”tico, pero a colación de esto, escribe MartĆnez de Pisón: "EstĆ”ticas [las montaƱas] es excesivo: simplemente pasivas. En las que como en una cloaca, en un suburbio, en un hotel de lujo, podemos realizar nuestra vida, ser nosotros mismos; amarlas es amar una forma de vivir, una manera de ser. Hay que aceptarlas como son, acomodarse a ellas, pertenecerlas y dejarse vivir en sinceridad. Puede parecer lĆrico, reposado, contemplativo: lo es."

El paisaje es mĆ”s que territorio: es territorio mĆ”s cultura. Es por esto por lo que, a la hora de explicar un paisaje, no solo haya que disponer del conocimiento tĆ©cnico de la captura de la imagen, sino de la interpretación de este, lo que se mira, lo que se conoce y lo que se ve. En el caso de un paisaje de nubes plomizas apelotonadas sobre las montaƱas, se hace dificultoso el arte que puede llegar a ser el poder transmitir las sensaciones y sentimientos que provocan el acto fotogrĆ”fico. Con la fotografĆa no sólo se trata de copiar la realidad del espacio, debe haber una reflexión del porquĆ© esa imagen para que haya creación, que luego cada observador leerĆ” aportando su propia cultura y conocimientos.
Resulta hechizante, al menos para mĆ, la indescriptible luz sobre las crestas de las montaƱas, usando el lenguaje de las formas y los colores mientras se forma la niebla y los mares de nubes o como la montaƱa adquiere un sombrĆo tono y opaco, difuminada tras la bruma, sabiendo que abajo en el valle quizĆ”s estĆ©n iluminados los prados con intensa luz. Mientras aquĆ arriba las nubes se aferran a la montaƱa aflorando por encima de ellas las agujas y crestas formando islotes solitarios en medio de este ocĆ©ano vaporoso.